Días previos al 7 de octubre.
La noche del 11 al 12 de septiembre no pude dormir, o dormí muy poco, era una mezcla de ansiedad con miedo, pero algo muy esperanzador al final. Mis padres salían desde San Carlos, Cojedes a las 3:00am para estar acá en Caracas muy temprano. Llegaron a las 6:15 am, afortunadamente la noche anterior había preparado un bolso con algo de ropa y artículos personales suficientes para tres o cuatro días (hay que ser precavido en la vida). Bajé las escaleras con susto y con miedo, pero firme, supongo que era algo normal.
Llegamos a la clínica, pasaron pocos minutos cuando me llamaron para subir a unos cubículos previo al ingreso a quirófano, debo admitirlo, me asusté desde el momento en que me acostaron en la camilla, me trasladaban al quirófano hasta que me anestesiaron completamente, hasta allí. Uno siempre debe invocarse a su Dios, Virgen, Santo de su preferencia y afinidad pues siempre hay algún riesgo existente.
Abrí los ojos, verifiqué haber despertado en este mundo y sí, acá estaba gracias a Dios, empezó el proceso de recuperación, chequeos post operatorio que a la fecha continúan, entre otros. Eso sí, en mi mente la fecha 07/10/12 siempre estuvo presente, no solo para ejercer mi sagrado derecho al voto, sino por asumir mi responsabilidad como testigo de mesa que me encomendó el Comando Venezuela a través de mi partido político, el cual me ha dado excelentes oportunidades, lecciones y enseñanzas desde que pisé por primera vez su sede: Primero Justicia.
Una vez que obtuve el permiso de mi cirujano para ser testigo de mesa recibí el curso respectivo para ejercer cabalmente ese papel. Cómo funciona la máquina de votación, la certeza de los técnicos del CV explicando y garantizando el secreto del voto, el sistema SAI, el proceso de votación, llenado de las Actas, el proceso de Verificación Ciudadana o Auditoria de las Mesas, la importancia de estar presente en la Instalación de las Mesas el viernes 05 de octubre muy temprano en la mañana y verificar todo los puntos que el Comando Venezuela preparó en modo de check list especial para sus testigos, y eso hice.
Ese viernes se verificó todo lo indicado en el curso de manera satisfactoria, aún con mi movilidad (y agilidad) reducida pude lograrlo y me sentí bien. En la calle había un ambiente de optimismo y esperanza, quizás miedo, pero siempre de esperanza, esa misma mezcla de sentimientos que sentí días atrás al bajar por las escaleras de mi edificio el día de la operación, quizás.
7 de octubre: EL DÍA.
Si escribo que dormí tres horas estoy exagerando. Me desperté a las 3:00 am, me alisté despacio para no sacrificar mi recuperación, NO PODÍA PASARME NADA, menos ese día. Recé, creo que todos rezamos, y salí a mi centro de votación por la madrugada, me sentí con fuerzas al ver a por lo menos 200 personas haciendo la cola a esa hora, «llegamos a las 2:00 am» me comentó la primera persona en las puertas del Instituto. Se hizo el acto de constitución de la mesa, luego la máquina de votación emitió el Acta Cero Votos, la cual, por supuesto verifiqué.
El día trascurrió rápido, por la adrenalina no me percaté que no había almorzado, fueron los únicos treinta minutos que salí del salón donde estaba instalada mi mesa, pero tranquilos, había testigo suplente del Comando Venezuela para esos casos, poco me senté pues aún es algo complicado levantarme a cada rato y lo preferí de esa manera. En la cola de mi mesa explicaba a cada grupo de electores cómo votar, para que al momento de ejercer su derecho estuvieran un poco más claros, sobre todo para aquellos que aún no están familiarizados con el proceso.
De lejos, vi pasar a Ramón (Muchacho) que estaba haciendo un recorrido por los centros, por señas nos saludamos y se puso a la orden ante cualquier novedad para que le llamara y comunicara «cualquier cosa». El CV llama a cada rato, nunca estás ni te sientes solo siendo testigo, además que los miembros de mesa en esta oportunidad se portaron excelentemente conmigo, entre todos. Cerramos a las 6:00pm, pues no habían electores en las afueras del Instituto, se procedió al sellado del Cuaderno de Votación para el posterior conteo del total de electores que votaron en la mesa, la máquina emite el Acta de Escrutinio, el cual, por supuesto, verifiqué. Fui el que hizo la sumatoria de los números que aparecen en esa acta para cada candidato, se realizó la transmisión de datos (proceso que también es auditado profundamente por los técnicos del CV previo a las elecciones) y se emitió el Acta de Transmisión, el cual, por supuesto verifiqué… Se imprimieron más copias del Acta de Escrutinio (mejor conocido como Chorizo), para los miembros de mesa y los testigos, yo agarré el mío, lo comprobé y entregué al Coordinador del Comando Venezuela en el Centro de Votación, quien a su vez estaba recolectando todos los chorizos de las diez mesas de mi Centro. Me quedé con otra copia del Acta de Escrutinio, para el recuerdo tal vez y posterior verificación con los datos que aparecen en el portal web del CNE.
Entrada la noche parecía la crónica de una muerte anunciada, la euforia de la mañana y hasta la esperanza habían desvanecido, ya se decían algunos comentarios por twitter anunciando la derrota. Cerca de las 9:40pm, aún estaba en mi Centro de Votación, se realizó el sorteo de las mesas que se iban auditar en presencia de todos, la mía no quedó seleccionada. Volví a mi mesa para firmar algunos documentos finales, ayudar en lo posible (pues no debo levantar peso o hacer esfuerzo físico por la cirugía) para guardar y cerrar todo el material electoral para entregarlo al Plan República.
Al salir la calle estaba desolada, caminé no tan rápido como quería para llegar a casa, caminando por la acera escuché que los rectores del CNE ya estaban anunciando los resultados irreversibles, fue un golpe, pero no perdí las ganas de seguir adelante luchando activamente por lo que creo. Escuché esa misma noche las palabras de Henrique Capriles Radonski y me levantó el ánimo, hay que seguir trabajando, «mientras haya vida hay esperanza».
Días después al 7 de octubre.
Sorprendido por una matriz de opinión o tal vez desinformación de cómo es el proceso electoral venezolano y del trabajo que realizan los diferentes actores políticos antes, durante y luego del proceso de elecciones, empezó a surgir la palabra «fraude», «vendidos», «ganó y no aceptó el triunfo cediéndolo al gobierno para evitar un derramamiento de sangre» y demás oraciones insólitas que no podía creer que ciertas personas de «oposición» estaban diciendo, o en este caso tuiteando desde la comodidad del sofá. Es más fácil decir que nos hicieron trampa, pero no, no hubo trampa en las máquinas, ni Henrique, ni nuestros preparados y capaces políticos de oposición nos vendieron… Acaso no recordamos que en febrero bien pudieron hacerlo y arriesgaron su propio pellejo por ti y por mí cuando no entregaron los cuadernos de votación de las primarias al TSJ, pues se quemaron tal cual como lo prometieron iban a hacer para evitar una segunda lista Tascón con la información de esos cuadernos.
Henrique y otros tantos no regalaron el país, pues me consta el compromiso de muchos políticos para crear una nueva y mejor Venezuela, una nueva forma de hacer política y dejaron el lomo y hasta los zapatos llevando el mensaje de cambio a TODOS los rincones del país. Tampoco nosotros los testigos somos unos tontos que nos callamos las incongruencias entre los números de cada una de nuestras mesas electorales, pues no hubo falla numérica. Tampoco tengo o tenemos por qué traicionar la voluntad de millones en este país, y que hacemos sacrificios gigantescos para que eso no ocurra, cuando podemos estar viendo TV o escribir algún tuit desde la comodidad del hogar u oficina estamos allí mosca, pendiente de los votos propios y ajenos.
El juego no termina, este 16 de diciembre cada región se juega mucho o más que en las elecciones del 7 de octubre, no hay que ceder espacios, tenemos excelentes candidatos muchos de ellos elegidos en primarias, yo no pierdo mi esperanza ni mis ganas de votar en estas elecciones para gobernador y diputados al Consejo Legislativo, de ser testigo para este próximo evento y los próximos que vengan con gusto, ganas y mucho orgullo diré: «Sí, allí estaré presente, pueden contar conmigo».